El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.
El coraje iluminó el viejo mundo con la nueva luz.

sábado, 20 de agosto de 2011

Cabo Norte (Nord Kapp)


Coordenadas de Cabo Norte.
Esfera armilar de Cabo Norte.
    Cabo Norte o Nord Kapp es el punto que se suele considerar como el más al norte del continente europeo, aunque en realidad ni es más septentrional, porque junto a él existe otro, el cabo Knivskjellodden, 1.500 metros más al norte, ni pertenece a la Europa continental, porque se encuentra en una isla noruega. Aún así, es un lugar que merece la pena visitar tanto en verano para ver el sol de medianoche como en invierno para ver las auroras boreales. Este lugar es destino turístico desde hace cientos de años, y de hecho su nombre data de 1553, cuando el explorador británico Richard Chancellor paso por él buscando el paso del noreste, ruta que permitiría una más rápida comunicación por mar entre Europa y la costa oeste de Asia. Desde entonces, muchas personas han pasado por este punto, siendo en la actualidad un gran centro turístico a nivel mundial. Toda su historia se puede conocer en un museo que está bajo tierra en el complejo. Además de dicho museo, cuenta con un hotel, una sala de proyecciones donde se puede ver una película panorámica de la zona en todas las estaciones del año, una gran tienda de recuerdos y un restaurante donde poder comer a un precio elevado pero no excesivamente caro teniendo en cuenta dónde se encuentra y la dificultad para desplazar hasta aquí tanto al personal como las mercancías.

    Cómo llegar.

    Hasta Cabo Norte se puede llegar en avión hasta Honningsvag o en barco hasta esta misma población o alguna de las otras dos cercanas, Gjesvaer y Skarsvag. Hasta Honningsvag son muchos los cruceros que llegan a lo largo del año, y es punto de parada del popular Hurtigruten, que recorre toda la costa Noruega desde Bergen hasta Vadso.

Reno.
    Nosotros accedimos a Noruega en coche desde Ivalo, en Finlandia. Son unos 425 kilómetros, pero traducido a tiempo, nos llevó más de 6 horas por la prudencia con la que conducir debido a los renos o arces que pueden aparecer en mitad de la carretera en cualquier momento. Salimos temprano (por muy temprano que salgas en verano, seguro que es de día), y paramos en Karisganiemi para desayunar. El pueblo es muy pequeño, pero tiene una cafetería estupenda y nada cara para la media del país. Por ejemplo, un café y unos bollos buenísimos y bastante grandes puede costar unos 3 euros. En frente de la cafetería hay una gasolinera y a poca distancia un supermercado bastante grande a precios todavía fineses. Al otro lado de la frontera, los precios se disparan, así que es recomendable aprovisionarse bien antes y llenar el depósito si es necesario.

Iglesia de Kistrand.
    La frontera no está aparentemente vigilada y no es necesario detenerse al cruzarla. Ya en Noruega, el paisaje apenas cambia, si acaso se ve más zona cultivada y los nombres de las poblaciones son igual de impronunciables que en Finlandia. Recorrimos algunos kilómetros más hasta Kistrand donde paramos para estirar las piernas y ver su iglesia por fuera. El edificio es bonito y el entorno ideal, pero si no pilla de paso, yo no me hubiera desviado para verla. Desde aquí, ya no paramos hasta llegar al límite de la zona continental, antes de cruzar a la isla de Cabo Norte.

Paisaje nublado.
Paisaje soleado.


Renos en la nieve.

      Para acceder a ella en coche, hay que cruzar por debajo del mar a través de un túnel de peaje. En 2011, su precio era de 145 NOK por el vehículo más 47 por cada adulto y 24 por los niños. Hay que tener en cuenta que desde el 1 de noviembre hasta el 30 de abril se encuentra cerrado para coches particulares, por lo que no hay más remedio que usar el autobús diario desde Honningsvag. La carretera tiene un firme muy cuidado y sin baches, pero con muchas curvas y amenizado con renos que se pueden cruzar la carretera en cualquier momento, con el peligro que eso significa. Es imprescindible, por la seguridad de todos, respetar los límites de velocidad y la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede. A diferencia de lo que ocurre en otros lugares, aquí todo el mundo lo hace. Además, recordar que es obligatorio circular siempre con las luces encendidas. El paisaje es muy bonito sobre todo si brilla el sol, porque en días nublados pierde algo de su encanto, pero si se quiere contemplar con tranquilidad, sobre todo el conductor, lo mejor es detener el vehículo y disfrutar de él antes que perder la atención sobre la carretera.


    Una vez en la isla, el camino a Cabo Norte está bastante bien indicado por lo que es imposible perderse. Aunque si se tiene tiempo, invito a hacerlo por alguna de las pocas carreteras que tiene la isla y que no terminan en el famoso punto.


    Qué ver en Cabo Norte.


Sol de medianoche.
Sol de medianoche en Cabo Norte.
Sol de medianoche.
     Sin ninguna duda, la estrella del lugar es el monumento de la esfera armilar situado en una explanada junto al acantilado de 307 metros de altura. Durante el verano, el mejor momento para visitarlo es durante el día, porque está prácticamente vacío. A partir de media tarde, la afluencia de turista empieza a crecer y cerca de la medianoche está abarrotado, siendo difícil encontrar un buen sitio para poder contemplar el momento estrella: el sol de medianoche. Durante varios días al año, el sol no se pone en estas latitudes. Se puede observar cómo va bajando y, sin llegar a tocar el horizonte, comienza de nuevo a subir. El momento exacto en el que alcanza el punto más bajo dependerá del día, y si se tienen dudas acerca de cuándo es, lo mejor es preguntar en la recepción del hotel y muy amablemente nos lo dirán. El día en el que estuvimos nosotros, fue a las 00:25 exactamente, y lo pudimos ver perfecta y tranquilamente porque la inmensa mayoría de los turistas, sobre todo los que viajan en grupos organizados, empiezan a marcharse a las 12 en punto de la noche, sin duda desconociendo este hecho. A eso de las 00:15, puede que no quedáramos más del 10% de todos los turistas que estábamos allí 15 minutos antes. Para quienes no estamos acostumbrados, es un sensación extraña ver como comienza un nuevo día sin haber visto la noche, que es lo que para nosotros marca el final del anterior. Salimos de allí cerca de la 1 de la madrugada con un sol maravilloso.
  
Acantilado de Cabo Norte.
Atardecer en Cabo Norte.
    Además de este punto y del museo y sala de proyecciones comentados anteriormente, la zona es ideal para hacer cortos paseos por ella y asomarse a alguno de sus espectaculares acantilados, donde el mar rompe sus olas con fuerza. No es extraño compartir el paseo con algún grupo de renos que corretean libremente por la zona. El paisaje, sin árboles en el horizonte y escasa vegetación que da fe de la dureza del clima, es de una inmensa belleza para los amantes de la naturaleza y de las zonas apenas cambiadas por el hombre, sobre todo cuanto más te alejas del complejo turístico que, dicho sea de paso, tampoco es demasiado agresivo con el entorno y está construido respetándole bastante.
  
Monumento a los niños del mundo.
Monumento madre e hijo.
    A pocos metros de éste, está el monumento a la infancia, construido en junio de 1988 por 7 niños de distintos países del mundo. Sólo por el enclave en el que se encuentra, merece la pena acercarse a verlo. Igual que he dicho antes, si se hace durante el día, lo más seguro es que se visite en soledad. En una piedra redonda que le precede, se puede leer:
“En junio de 1988 siete niños de distintas esquinas del mundo se reunieron en Cabo Norte. Estuvieron aquí durante una semana y crearon juntos el monumento “Barn av Jorden”, Niños del Mundo, un símbolo de cooperación, amistad, esperanza y alegría.”

Monumento Rey Oscar II.
    Menos conocido y, por tanto, aún menos visitado, es el monumento realizado para recordar la visita del Rey de Suecia y Noruega Oscar II realizó a este lugar el 2 de julio de 1873. Se encuentra a la izquierda del edificio principal, y desde su ubicación se puede ver una bonita vista del monumento del globo con el sol de fondo que no se debe uno perder.


Honningsvag.
   Además del complejo turístico y lo ya mencionado que se puede ver en él, en la isla hay otros puntos de interés que merece la pena visitar si se dispone de tiempo. De los tres núcleos habitados, el más importante es Honningsvag . Dispone de un pequeño aeropuerto y un puerto donde atracan los cruceros. Desde ahí, parten numerosos autocares que acercan a los visitantes a la plataforma de Cabo Norte. En el pueblo hay numerosas tiendas y varios lugares para poder comer, la mayoría de ellos junto al puerto. En uno de ellos, “Cafe Corner” , se puede comer en un horario bastante amplio aunque el precio es elevado, común por otro lado a todo el país, y dispone de una terraza desde la que se pueden ver los barcos atracados. Como ejemplo, a precios de 2011, un plato de salmón costó 189 NOK (unos 23 euros), un refresco de 0,33 litros 34 NOK (4,3 euros aprox.) o una porción de tarta de manzana caliente 65 NOK (unos 8,25 euros). 

 
Artico Ice Bar.
Plano de Honnigsvag.

    Pero sin duda la principal atracción turística de la localidad es el Artico ICE BAR, un local compuesto de una tienda bastante grande distribuida en dos plantas y desde la que se accede a un bar enteramente construido en hielo. Para pasar a él, es necesario ponerse antes un traje térmico que te darán a la entrada. Lo hacen nuevo cada año, sacando el hielo de un lago cercano, como te muestran en un vídeo antes de entrar. Cuando estuvimos nosotros, habían hecho un iglú y varias mesas y asientos, además de las barras donde tomarse la bebida y el chupito incluidos en la entrada (precio de la entrada: 130 NOK adultos y 35 los niños, unos 16,5 y 4,45 euros respectivamente)). El recinto tiene 145 metros cuadrados, lo que lo convierte en el mayor bar de hielo  de Europa , pero no puede haber mucha gente dentro a la vez. Es recomendable enterarse de cuando no hay previsto que llegue ningún crucero para poderlo disfrutar con tranquilidad. Está atendido por españoles con una amabilidad y paciencia digna de mención. A la salida, nos podemos acercar al puerto para ver como la ciudad ha ido creciendo ascendiendo por la ladera.

Vista de Gjesvaer.
Skarsvag.

Plano de Gjesvaer.

Mirando al mar en Gjesvaer.
    Las otras dos localidades importantes son Gjesvaer y Skarsvag. Desde la primera salen embarcaciones para visitar las islas cercanas y sus colonias de aves. El viaje es espectacular, pero el precio también: hay dos compañías que lo ofertan por aproximadamente 60 euros por persona, en barcos grandes. Al embarcadero se accede tomando el primer desvío a la izquierda que hay nada más entrar al pueblo. También existe la posibilidad de alquilar una barca a motor más pequeña por un precio menor, pero es recomendable mirar antes si el mar está tranquilo, algo no muy habitual, para evitar mareos si no se está acostumbrado. El lugar para alquilarlo está el la punta opuesta del pueblo.Lo que es gratis es pasear por el pueblo, paralelo a la orilla, y disfrutar de su tranquilidad, sus casas y su enclave maravilloso. Tiene una pequeña iglesia que, como casi todo aquí, mira al mar. Aún existen bastantes barcos pesqueros y no es extraño ver las tradicionales construcciones de madera donde dejan el bacalao secar. El último pueblo, Skarsvag, es el menor de todos, aunque no puede uno pasar por él y no dedicar unos minutos a ver los King Crab (cangrejos gigantes) que crían aquí, y, si se desea, degustar alguno de ellos (si consigues encontrar el restaurante abierto...) en el que se anuncia como el puerto pesquero más septentrional del mundo.

Casas en Gjesvaer.
Gjesvaer.


Iglesia de Gjesvaer.
King Crabb en Skarsvag.


Secadero de bacalao en Gjesvaer.

Renos en Skarsvag.









   Dónde comer.

Furgoneta de comida en Gjesvaer.
    Los campings tienen donde desayunar y comer, aunque cenar puede resultar algo más complicado. Fuera de ellos, existen varios restaurantes en Honningsvag para todos los bolsillos (bolsillos noruegos, algo menos para bolsillos del resto del mundo), incluyendo inlcuso hamburgueserías. También hay un par de restaurantes en Gjesvaer junto al embarcadero principal desde el que parten los barcos para ver las aves, y una furgoneta que sirve comida para llevar a precios mucho más asequibles (que no baratos): una hamburguesa de 120 gramos 80 NOK, pollo con ensala 140 NOK y un refresco 25 NOK.
    En el complejo de Cabo Norte hay un restaurante donde suelen comer o cenar de buffet los turistas que llegan en los autocares. Si hay plazas libres, los individuales también pueden hacerlo pagando …. euros. Si vas en grupo, dependiendo de la hora a la que se llegue, merecerá la pena o no. El día que estuvimos nosotros, les dieron apenas 30 minutos para cenar.

   Si no hay grupos, se puede pedir en la barra algo ligero: algún plato principal como reno o salmón (unos 100 NOK) y bocadillos, sandwich o perritos calientes. Una botella de agua de 33 cl, 39 NOK o un pastel de zanahoria 42. Al menos el pan va incluido.

     Dónde alojarse en Cabo Norte.
Nordkapp camping en Cabo Norte.
    Mi recomendación es quedarse en alguno de los campings de la zona. Nosotros estuvimos en una cabaña en Nordkapp Camping, que también dispone de habitaciones tipo hotel. Las cabañas son una opción más barata si se viaja en grupo y están muy bien equipadas, incluido wifi. Como suele ser habitual en los campings de Noruega, hay que pagar por la ropa de cama.

    El clima en Cabo Norte.

    Durante los meses del verano el tiempo no suele ser demasiado frío, lo cual no quiere decir que se pueda ir todos los días con manga corta. La ropa de abrigo no debe faltar porque puede haber bruscos cambios de temperatura. Gracias a estar bañados por la corriente del Golfo, las costas noruegas gozan de una temperatura que no tiene ningún otro lugar del mundo a estas latitudes, pero no hay que olvidar dónde se encuentra. Durante los meses de junio, julio y agosto, suele ser suficiente con llevar alguna prenda interior de manga larga y un forro polar tampoco demasiado grueso. A nosotros, a finales de julio, no nos bajó la temperatura de los 8-10 grados, aunque tampoco es habitual que pase de los 25. Las primeras nevadas suelen aparecer en octubre, pero alguna de ellas se ha registrado en el mes de junio. El sol deja de verse por completo el 20 de noviembre y no vuelve a verse hasta el 20 de enero. A cambio, se puede disfrutar del sol de medianoche en Cabo Norte desde el 14 de mayo hasta el 29 de julio. Dependiendo de la latitud, el número de días de sol las 24 horas varía considerablemente. Más que el frío, el principal enemigo para disfrutar de este espectáculo de la Naturaleza son las nubes, pero eso es más difícil de prever.




    Si te ha gustado esta entrada, te gustará:

    - Museo Siida. Cultura de los pueblos del Ártico.
    - Zoo de Ranua.
    - Islandia.

domingo, 14 de agosto de 2011

De Cabo Norte a San Petersburgo.


Sol de medianoche en Cabo Norte.

Ruta de Cabo Norte
 a San Petersburgo.
    Durante 17 días, estuvimos en tres países diferentes visitando lugares tan distintos como los bosques de Laponia, las zonas sin apenas vegetación y aún con nieve en el mes de agosto de Cabo Norte, la región de los lagos en Finlandia o ciudades como Helsinki y San Petersburgo. Utilizamos avión para ir de Helsinki a Ivalo, coche de alquiler para movernos por la Laponia finlandesa y llegar a Cabo norte, tren para ir de Rovaniemi a Helsinki, de nuevo coche para movernos por la región de los lago, otro tren para ir de Kouvola a San Petersburgo, monovolumen para alguna excursión  y transporte público para movernos por esta ciudad rusa: metro, tranvía, autobús e hidrofoil. Este fue, brevemente, el recorrido que hicimos.
  • Día 1.
Vuelo Madrid - Helsinki y Helsinki – Ivalo. Salimos muy temprano de Madrid y llegamos con apenas tiempo para recoger el coche y llegar al primer alojamiento, una cabaña en el camping y centro vacacional de Saariselka, una estación de esquí a unos 30 kilómetros de Ivalo.
  • Día 2.
Bar de hielo en Honninsgsvag.
Salimos en ruta también muy temprano hacia Cabo Norte, más de 450 kilómetros en los que la velocidad máxima no supera los 100 por hora en ningún tramo. La carretera es muy buena, pero hay que ir muy pendiente porque los renos la atraviesan constantemente, y son habituales los frenazos, por lo que es fundamental mantener la distancia de seguridad con el coche que nos precede, si es que hay alguno, porque suele estar muy poco transitada. Hicimos una parada justo antes de cruzar la frontera, en Karigasniemi, un pequeño pueblo con gasolinera y algunas tiendas y donde desayunamos estupendamente por poco dinero. La siguiente y última parada antes de llegar a nuestro destino, la hicimos en Kistrand para ver su iglesia y estirar las piernas. Por la tarde llegamos a nuestro nuevo alojamiento en el Nordkapp Camping y nos acercamos a Honningsvag y su bar de hielo.
  • Día 3.
Cabo Norte.
Para empezar el día, hicimos una pequeña ruta por los alrededores del camping hasta la cercana presa. Después visitamos los pueblos Gjesvaer y Skarsvag, antes de llegar a comer a Cabo Norte, donde nos quedamos viendo el sol de medianoche hasta la 1:30. Durante el día hay muy poca gente, y se puede andar por todas las zonas tranquilamente. Sobre las 23:00, empiezan a llegar los autocares de turistas y se llena todo hasta las 00:00, hora en la que empiezan a irse a pesar de que, por ejemplo, el día que estuvimos nosotros el punto más bajo lo alcanzó el sol a las 00:25.

  • Día 4.
Reno en la carretera.
Renos en la nieve.
Volvemos a ponernos en ruta para volver a cruzar la frontera y llegar a dormir a Saariselka de nuevo. Por la carretera, nos cruzamos con más renos que coches y disfrutamos conduciendo rodeados de bosques.
  • Día 5.
Visitamos el museo Siida dedicado a la cultura del puebo Sámi, en Inari, y por la tarde disfrutamos del hotel y sus instalaciones.
  • Día 6.
Iglesia de Sodankyla.
Dejamos Saariselka para dirigirnos a Rovaniemi, de nuevo por debajo del Circulo Polar Ártico. De camino, paramos para ver las iglesias de Sodankyla. Por la tarde, primera visita a Santapark, que es donde vive Papá Noel. Después de cerrar el parque, como aún era de día, nos acercamos a Santa Claus Village, a escasos 2 kilómetros, donde se encuentra la famosa línea que marca el Círculo Polar Ártico. Por último, acabamos paseando por la ciudad de Rovaniemi.
  • Día 7.
Círculo Polar Artico.
Santa Claus.
Sin duda, los momentos estrella del viaje serán estos si viajas con niños. De nuevo volvemos a Santapark y después a Santa Claus Village. Por la tarde visitamos el Ranua Zoo, a unos 80 kilómetros de Rovaniemi por buena carretera (pero también con renos, eso sí).
  • Día 8.
Visitamos el museo Arktikum y después de disfrutar de un agradable rato de sol en la playa de Rovaniemi y terminar de visitar la ciudad sobre todo para localizar la estación de tren, volvemos a Santa Claus Village para despedirnos de Papá Noel antes de coger un tren que nos llevará hasta Helsinki en un cómodo coche cama con literas.
  • Día 9.
Catedral Luterana de Helsinki.
Casas rojas de Porvoo.
Amanecemos en Helsinki muy descansados después de dormir toda la noche en el tren. El viaje es más barato que el avión y además te ahorras una noche de hotel. Dejamos las maletas en el locker de la estación y nos vamos dar una vuelta por la ciudad. Para ver las islas que componen el archipiélago, nos montamos en un barco que nos lleva a la cercana isla de Suomenlinna y nos devuelve a Helsinki en unos 20 minutos cada trayecto. Recogemos el coche y nos dirigimos al nuevo alojamiento en un camping cercano a Savonlinna, el la región de los lagos. De camino, paramos para ver el pueblo de Porvoo. Al final el trayecto se complicó un poco y llegamos a las 23:45, a punto de no encontrar a nadie en la recepción y tener que buscar un alojamiento alternativo o dormir en el coche.
  • Día 10.
Castillo de Savonlinna.
Visitamos el castillo y el pueblo de Savonlinna. Comemos las empanadillas saladas y dulces típicas del lugar en una terraza junto al puerto y después nos montamos en un barco que da una vuelta por los lagos para ver las casas que dan a ellos y las pequeñas islas que hay en su interior. Por último, nos acercamos a ver la iglesia de Kerimaki, la más grande del mundo construida en madera. Al ser más de las 18:00, nos la encontramos cerrada.
  • Día 11.
Mesh on suomen tuki.
Volvemos a Kerimaki para ver la iglesia por dentro y subir a la torre. Después nos vamos a hacer una pequeña ruta por el bosque de Punkaharju, uno de los destinos favoritos de los fineses. Para ellos, "Mesh on Suomen tuki",  “El bosque es el apoyo finés”. Terminamos dándonos un baño en uno de sus lagos y, por supuesto, disfrutando de una maravillosa sauna finlandesa.
  • Día 12.
Castillo de arena de Laaperanta.
 Salimos destino la estación de tren de Kuopio. De camino, paramos en Laaperanta para ver el castillo de arena gigante que construyen cada año y su casco histórico bien conservado. A media tarde llegamos a la estación para coger el tren destino San Petersburgo. Antes de bajarnos del tren, ya nos han revisado los pasaportes y visados cuatro veces, pero sin problema alguno nos bajamos a las 19:00 en la ciudad rusa. Dadas las horas, no tenemos muchas ganas de buscar restaurante y cenamos en un Mc.Donald´s cercano a la avenida Nevski, la gran arteria de la ciudad.
  • Dia 13.
Iglesia de la Sangre Derramada.
Damos una vuelta en un monovolumen contratado con Palytra, una agencia local muy recomendable con lo que todo funcionó perfectamente, guiados por Paulina, una guía local que habla español perfectamente y que conoce bastante bien la ciudad y su Historia. Visitamos iglesias, catedrales, la fortaleza (donde comimos comida típica rusa), y montamos en el Metro para volver al otro lado del río Neva. Nos bajamos en Nevski para ir a ver la impresionante Catedral de la Sangre Derramada, quizá el monumento más fotografiado de San Petersburgo, y dar una vuelta en barco por sus canales. Tras el crucero, vamos al edificio Singer, en plena avenida Nevski, reconvertido en una gran librería con cafetería en la primera planta desde la que se disfruta de una gran vista. Volvemos paseando al hotel. Afortunadamente, ni rastro de la peligrosidad o delincuencia de la que nos habían dicho que había en la ciudad.
  • Día 14.
Museo Hermitage.
A las 10:30 de la mañana ya estamos en la puerta del museo Hermitage, del que no salimos hasta las 16:00, habiendo recorrido sólo una parte de sus salas. Es imprescindible haber estudiado antes qué se quiere ver en él o se corre el riesgo de perderse algo importante. Tras pasar por el hotel, nos acercamos a la Catedral de San Isaac antes de ver un espectáculo típico ruso en el teatro …. A las 01:15 estamos viendo cómo se levantan los puentes de la ciudad sobre el río Neva para permitir el paso de los barcos más grande. Importantísimo asegurarse de la hora en la que empiezan a levantarse, porque cada uno tiene un horario diferente.
  • Día 15.
Peterhof.
Damos un pequeño paseo por la plaza del Hermitage y cruzamos el puente hacía la Fortaleza antes de montar en un hidrofoil que nos llevará a más de 50 kilómetros por hora sobre el río Neva hasta Peterhof y su palacio de verano junto al Báltico. De vuelta a San Petersburgo, montamos en autobús para acercarnos a la Catedral Ortodoxa de Kazan y asistir en ella a la misa de las 18:00. A la salida, de vuelta al hotel, modificamos un poco la ruta para pasar por alguno de sus famosos puentes.

  • Día 16.
Palacio de Pushkin.
Nos levantamos temprano para visitar Pushkin y sus palacios. Al ser lunes, y cerrar por tanto el Hermitage y Peterhof, parece que todos los turistas nos hemos juntado aquí. Afortunadamente, los grupos más numerosos desaparecen antes de las 13:00 y pocos van a visitar Pavlosk , nuestro destino vespertino. Tras regresar a San Petersburgo, visitamos el interior de la catedral de San Isaac y volvemos a montarnos en autobús para ir a ver algunos otros puentes, “disfrutando” de un maravilloso y muy típico y habitual atasco por el centro de la ciudad. Bordeamos para pasar de nuevo por la Catedral de la Sangre Derramada antes de volver a subir en el autobús de vuelta al hotel.
  • Día 17.

Catedral de San Isaac.
Kilómetro 0.
Después de dejar las maletas cerradas en el hotel, nos acercamos a la Catedral de San Isaac para subir los 211 escalones de su torre y ver la ciudad desde arriba. Como última visita en este viaje, nos acercamos a la Casa de Correos para ver su fachada y su hall interior, donde se encuentra el kilómetro 0 de la ciudad. De ahí, al hotel y camino al aeropuerto, para volver a Madrid vía Helsinki.

    Este es el recorrido muy por encima. En los próximos días espero ir subiendo más al detalle cada uno de los lugares visitados en nuestro viaje de Cabo Norte a San Petersburgo.